Floral: Son los perfumes con mayor tradición dentro de la historia de la perfumería. Se contruyen por asociaciones olfativas de diferentes flores o bien por contraste aromático, con acordes florales más creativos y silvestres.
Chypre: Con una base característica de madera, musgo y flores, podemos encontrar en estas fragancias aromas a cuero y frutas. En su composición mas clásica estos perfumes adquieren notas de musgo de roble, sándalo, pachuli y bergamota.
Frutal: incluyen ingredientes como bergamota, limón, flor de naranjo, uva, higo, melón y mora, entre otros. En los últimos años, los maestros perfumistas han introducido nuevos ingredientes como esencia de tomate y olivo o tropicales como el coco.
Oriental: Se distinguen por ser fragancias que aúnan calidez y sensualidad. Incorporan materias primas tales como vainilla, almizcles o las maderas preciosas.
Cítrica: Estos perfumes están elaborados a base de hespérides, es decir, esencias de cítricos como la bergamota, la naranja, el limón, la mandarina y el pomelo. Se le añaden otros elementos como azahar, naranjo agrio y nerolí. Estas fragancias son ligeras y muy frescas.
Herbáceas: Elaborados con ingredientes del mundo vegetal. Fundamentalmente se utilizan en a perfumería masculina aunque hay fragancias femeninas con notas herbáceas. Frecuentemente incluyen ingredientes como albahaca, menta, mejorana y estragón, entre otros.
Amaderada: Sus notas olfativas se construyen con raices, rizomas y cortezas de maderas de los árboles y arbústos. Son perfumes cálidos y profundos. También se incluyen en este grupo las notas de cuero y tabaco.
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