sábado, 27 de junio de 2015

Cómo saber si tu gato....?

Cómo saber si tu gato está tranquilo y feliz

   Si te lo encuentras sentado o acostado, con los ojos medio cerrados, las orejas hacia adelante y ronroneando, no cabe duda, está perfectamente. Si además está amasando algo, ¡probablemente esté más feliz que una perdiz!







Cómo saber si tu gato tiene ganas de jugar

   Cuando tu gato tiene las orejas hacia adelante, la cola hacia arriba, los bigotes hacia adelante, y las pupilas un poco dilatadas, está predispuesto a jugar a cazas, que como sabes es uno de sus juegos favoritos.


Cómo detectar a un gato sobre-estimulado

   Si tu gato tiene las pupilas dilatadas, las orejas hacia atrás, con la cola erizada o en constante agitación, es que el juego se le ha ido de las manos y debes permanecer atento a las señales, ya que tu gato puede gruñirte como advertencia para que pares, e incluso puede llegar a morderte o arañarte.


Cómo saber si tu gato está nervioso o ansioso

   Cuando tu gato está nervioso o hay algo que le produce ansiedad (por ejemplo, un nuevo miembro en la familia) puede colocar las orejas hacia los lados o hacia atrás, tener las pupilas dilatadas y la cola baja o metida entre las piernas.  Puede escabullirse a través de la casa cerca del suelo, buscando un lugar para esconderse, o simplemente volver la cara hacia la pared para aislarse de lo que le está produciendo esa ansiedad.


Cómo se ve un gato asustado o sorprendido

   Un gato asustado (por ruidos fuertes, por ejemplo) presenta las orejas hacia atrás y planas contra su cabeza, la espalda arqueada, el pelo erizado y cola erecta o baja. Puede aullar, rugir o silbar.


Cómo saber si tu gato está a la defensiva

   Cuando un gato se prepara para defenderse está agachado, con las orejas aplastadas, la cola entre las piernas o alrededor de su cuerpo y las pupilas dilatadas, y habitualmente también maúlla fuertemente o gruñe.


Cómo saber si un gato está agresivo

    Le verás en alerta máxima, con las orejas hacia atrás, mirando fijamente a su rival (habitualmente un gato, pero mucho cuidado si eres tú a quien mira fijamente), y gruñendo hasta que uno de los dos se achanta. Si ninguno  de los gatos se retira, el enfrentamiento puede acabar en lucha, así que debes tomar ciertas precauciones y no tratar de interponerte directamente, mejor distraerlos con una pelota que tires a distancia y bote por la zona, o que hagas ruidos fuertes como unas palmadas enérgicas, por ejemplo.

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