Como en muchos otros ámbitos relacionados con el comportamiento del gato, lo mejor es que esté habituado desde pequeño a la presencia de este tipo de animales, dado que solo así su instinto predador puede ser controlado con ciertas garantías.
El proceso de habituación mientras es cachorro suele producirse de manera natural, pero hasta que tengamos la plena constancia de que el juego con el otro animal no supondrá riesgo para su integridad física, nunca debemos dejar que el gatito pueda alcanzarle sin nuestra supervisión.
En caso de que se trate de un gato adulto que empieza a convivir con un animal que en la naturaleza sería una presa, lo más probable es que solo consigamos que tolere la presencia de otros animales, especialmente mediante juegos y con rutinas que eviten las situaciones que despiertan su instinto predador.
Realmente no podemos decir que sea imposible, pero dada la especial forma de ser del gato, lo más adecuado es que, si está en nuestra mano, recibamos el consejo o la ayuda directa de un experto en comportamiento felino.
Como ya hemos visto, lo mejor es tomar medidas de precaución. Así, las aves, que forman un grupo de presas naturales de lo más seductoras para un gato, no solo deben estar en su jaula, sino que también debemos impedir que el gato tenga acceso a la jaula sin control por nuestra parte, ya que aunque no alcance al pájaro, este puede sufrir un colapso por el propio susto.
Por su parte, los peces y los reptiles suelen estar en sus espacios climatizados. Como suelen ser de cristal o de algún material transparente pero resistente a las zarpas del gato, no debemos preocuparnos en exceso. Eso sí, debemos tomar medidas para que no pueda meter la pata en el agua si tenemos peces o en el terrario si tenemos reptiles; en este caso, mejor que pongamos algún medio que impida que aprenda a abrir la puerta.
Otro grupo de animales muy frecuentes en casa como mascotas es el formado por los pequeños mamíferos (ratones, conejos, ardillas, jerbos, etc.). Como en el caso de las aves, es mejor que estén en su propio recinto, pero debemos asegurarnos de que la pata del gato no quepa entre los barrotes si es una jaula y en caso de que entren, que no consiga alcanzarle.
No debemos olvidar que el gato es un predador muy eficaz y que los milenios de domesticación apenas han mermado su instinto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario