Las dos zonas fundamentales que fomentan un comportamiento armónico con su ambiente y con las personas con las que convive son la de aislamiento y la de actividad. Como es fácil deducir, en una tendrá la oportunidad de descansar, para lo que suele elegir algún lugar aislado, y en la otra podrá jugar, asearse, comer, etc.
En realidad estas zonas no son “estancas”, sino que pueden compartir funcionalidad, es decir, que un gato puede tener una zona de descanso desde donde poder observar todo su entorno y que esté dentro de la zona de actividad. Asimismo, es posible que llegado el caso, el gato pueda asearse en su zona de descanso.
En cualquier caso, es fundamental que el gato cuente con un lugar de descanso tranquilo y confortable, si bien no siempre es esa preciosa cama que le hemos comprado, sino que puede ser un rincón entre las estanterías del salón o debajo de una de nuestras camas. Independientemente de cuál sea el lugar elegido, allí podrá retirarse para dormir o atusarse y donde le molestaremos lo menos posible.
En cuanto a la zona de actividad, es difícil imponer al gato que juegue en un espacio concreto, ya que este comportamiento, fundamental para él ya que sustituye a la caza, puede ponerse en marcha en cualquier lugar con la aparición de un insecto; sin embargo,en ella tendrá preparados sus juguetes favoritos y allí propiciaremos, aunque sea artificialmente, el desarrollo de sus instintos cazadores. La falta de este espacio o de tiempo dedicado a jugar con nuestro gato en no pocas ocasiones puede desencadenar episodios de agresividad o estrés.
A su vez, es muy importante que las zonas donde se alimente y tenga su arena higiénica sean siempre las mismas y estén bien separadas, ya que los gatos no suelen tolerar bien que el alimento y el agua estén cerca del arenero.
Cuando un gato tiene bien definidos sus territorios dentro del hogar conserva su equilibrio emocional y se previenen muchos comportamientos indeseables, como la eliminación en lugares inadecuados.
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