Sólo tenemos que armarnos de paciencia y marcar muy bien los tiempos. Si vas sobrado de ambos requisitos todo irá bien y para la hora de la cena tendrás un rico momento de sushi en tu mesa.
Lo primero que hay que tener a mano es el arsenal de trabajo, tanto ingredientes como utensilios. Hangiri (recipiente de madera para enfriar el arroz), makisu (esterilla de bambú para enrollar el sushi), hocho (cuchillo para cortar el sushi), fukin (paño para tapar el arroz y que no se seque), shamoji (paleta para remover el arroz) y uchiwa (abanico).
Lo segundo más importante es la elección del arroz: redondo, rico en gluten y corto. Bien de origen japonés o el arroz bomba tradicional. Quitar el almidón del arroz con muchos lavados, hervirlo en las mismas cantidades de agua, dejarlo reposar 15 minutos.
Preparar el aderezo de azúcar y vinagre que da al arroz el sabor característico que el sushi contiene. Vinagre de arroz, azúcar y sal en proporciones: una de aderezo por cada cinco de arroz. Calentar el vinagre y disolver la sal y el azúcar en él para después mezclar con el arroz y dejar tapado para que no se seque.
Llega el momento de empezar a preparar el sushi, makis, por ejemplo. Sobre la esterilla cubierta con papel transparente y un alga nori vertemos una fina cama de arroz y de demás ingredientes: aguacate, zanahoria, queso.
Los ingredientes que conforman el relleno deberán ser cortados en pequeñas tiras, no muy gruesas, para poder comerlo mejor.
Enrollamos el sushi tomando la parte inferior de la esterillo, envolviendo con ella el relleno. Sin olvidarnos de prensar suavemente para que el contenido quede bien fijado. Terminamos cortando el sushi con el cuchillo bien afilado y húmedo para no entorpecer el corte.
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