Existen distintas causas por las que un gato pueden manifestar agresividad:
Dolor: si un gato cuando está siendo acariciado o manipulado, se vuelve agresivo de repente, la causa puede ser un dolor y habrá que consultarlo con el veterinario.
Energía acumulada: a veces el gato es muy activo y esa energía que no gasta puede degenerar en agresividad. Si le proporcionamos nuevos juguetes, objetos para trepar, o le hacemos que se esfuerce para encontrar su comida, podemos ayudar a gastar esa energía que acumula.
Por juego: Muchos cachorros y gatos jóvenes se sobreexcitan jugando y nos atacan. Hay que educarles para que esto no trascienda cuando es adulto, por lo que si muestra cualquier tipo de agresividad jugando, hay que dejar de jugar con él y decir un “no” contundente.
Síndrome de “acariciar y morder”: Ocurre cuando al acariciar a nuestro gato, él se gira y nos ataca. Reaccionan así porque en ese momento se sienten vulnerables y en peligro. Hay que proceder como en el punto anterior.
Agresividad entre gatos: Es algo habitual cuando se introducen nuevos gatos en la casa. Hay que actuar cuidando mucho sus encuentros (al principio el nuevo confinado en una habitación para que sólo se vayan “oliendo”), y utilizar feromonas.
Conocer bien a los gatos y sus necesidades puede ser la mejor manera de evitar muchas de las situaciones que provoquen reacciones agresivas y conseguir una convivencia feliz.
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